En el sistema solar la mayor parte de la radiación recibida en la superficie de los planetas es UV (ultravioleta), que es generada en el laboratorio normalmente mediante una fuente de xenón / deuterio. En el caso de vacío interplanetario tenemos además electrones, iones y rayos X, que son generados en el laboratorio por fuentes de radiación específicas. Aunque las fuentes más comunes de electrones e iones tienen energías muy inferiores a las producidas por el viento solar, pueden ayudar a hacerse una idea del tipo de alteraciones químicas que ocasionan.
Es importante detallar que para simular las atmósferas planetarias el efecto de los electrones y de los iones es prácticamente despreciable, ya que normalmente son atenuados por la atmósfera, que aunque sea tenue en cuanto a la presión, se mantiene durante kilómetros alrededor del planeta.
Como hemos dicho cruzando todas estas variables generamos un entorno espacial. Entorno sobre el que podemos realizar multitud de estudios científicos y tecnológicos, apoyados en instrumentación específica como es el caso de interferómetros de Fourier en el infrarrojo FTIR y espectroscopia Raman, que nos permitan seguir en tiempo real los cambios químico-físicos que se producen. |